sábado, 8 de agosto de 2009

El libro "La Noble Ernestina" de Pablo Llonto

Me envían la nota de Rebelión sobre el libro "La Noble Ernestina" de Pablo Llonto y le dije a quién me lo envió por qué no "cuelga" en internet como un archivo pdf el libro para que sea más accesible para todos el libro.

Supongo que no lo hará nunca, sería interesante que lo hiciera ya que no perdería ventas, al contrario vendería muchos más libros, pero bueh.

Abajo dejo los enlaces por si quieren comprar el libro y un reportaje que le hizo Magdalena Ruiz Guiñazú a Pablo Llonto.


Fuente Rebelión.

Pablo Llonto trabajó en el diario Clarín de Buenos Aires entre 1978 y 1999. Desde 1984 fue delegado sindical. Es periodista y abogado, “una de las causas por las que Clarín no me dejó entrar más, bajo la acusación de que no podía tolerar a un delegado que además es delegado y le dice a la gente lo que tiene derecho a reclamar y además los patrocina”.

Coherente con sus dos profesiones, el autor no escatima en pruebas que demuestran los cargos que pesan sobre Ernestina Herrera de Noble, dueña del monopolio: nada menos que apropiación de bebes hijos de detenidos desaparecidos durante la dictadura militar.

A partir de allí entramos en el largo y sinuoso camino, no exento de magnificencia, que conduce a la impunidad que en Argentina se otorga a los criminales adinerados.

No es un hecho menor, desde ya, el juicio y prisión al que han sido sometidos algunos de los genocidas, y los próximos juicios a realizarse. Pero justamente por ello, ¿hasta cuándo gozará de prebendas judiciales la viuda del fundador del diario Clarín y sus cómplices en el delito de apropiación? ¿Por qué de eso no se habla? ¿Por qué ella y sus secuaces son considerados personas respetables por la opinión pública? ¿Será, tal vez, que la corporación periodística argentina no se da por aludida ante este hecho? ¿Será que la cláusula de conciencia por aquí no se escucha?

No olvidemos que la mayoría de los empleados del monopolio dicen ser periodistas, y como si eso fuera poco, dicen ser “periodistas independientes”.

A lo largo de la investigación, Pablo Llonto relata una serie de circunstancias que nos demuestran claramente por qué actúan como actúan y por qué, justamente, son lo que son: “tinterillos”. Vayan tan solo dos ejemplos:

Nadie en toda la empresa se rebela ante la existencia de “los archivos de inteligencia más completos de los periodistas argentinos que descansa en el tercer piso del edificio de Clarín. Allí, cuenta Llonto, se guardan encarpetados los legajos con los seguimientos a cada redactor, realizados por agencias privadas de investigación: “Las planillas se separan por rubros: Antecedentes ideológicos, Antecedentes penales y Antecedentes ideológicos”. O sea, los periodistas del grupo saben que son investigados y lo aceptan... Es muy pero muy impresionante constatar en estos empleados que el esclavo se ha hecho cargo de las razones del amo y las ha hecho suyas, y luchan por ellas, las defienden como propias en nombre de una libertad de prensa mancillada por ellos mismos.

En 1992, los reporteros gráficos recibían un modelo de nota dirigida a la directora, Ernestina Herrera de Noble, en la que cada fotógrafo manifestaba que cedía a la empresa los derechos de autor de todas las fotografías que sacara de allí en adelante y de todo su material de archivo. Llonto reproduce el texto: “Por la presente dejo constancia que en virtud de la relación permanente que me une al diario Clarín, las fotografías que se publiquen con mi nombre han sido adquiridas por la sociedad Artegráfico Editorial Argentino S.A. [o sea, Clarín] y son propiedad de la misma. La precedente manifestación tiene el alcance de reconocer que ha cedido al diario el derecho de reproducción de tales fotografías y la consecuente facultad para oponerse a que la misma se efectué por mí o por terceros sin autorización”.

El fin era crear un departamento de venta de fotos a terceros. Así, la ley 11723, protectora de los derechos de autor, creada por el fundador de Clarín, Roberto Jorge Noble, era derogada en su propio diario, por su viuda y su alter ego Héctor Magneto. Al que no firmaba se le sacaba el crédito de la foto: “...ni los delegados que guardaban largo silencio, y mucho menos los gremios, convocaron a la gente a asambleas. Un solo fotógrafo, uno, 1 se animó a negarse, y por supuesto fue despedido, se trató de Ángel Juárez... vaya a saber en que andaban los talibanes del derecho de autor que asolan las pampas argentinas.”

Para muestra es bastante y da asco. Es indignante e irracional la actitud de los periodistas-empleados. Y más asco da la genuflexión actual ante el poder del monopolio. Pablo Llonto, en una muestra más de su absoluta dignidad, de alguna manera los disculpa y los entiende. Sostiene en el prólogo: “El terror a las represalias de los por ahora anónimos informantes , la mayoría de ellos ya sin relación con Clarín, merece respeto. Y sería injusto mencionar a los que sí autorizaron su publicación ya que dejarían a los demás como cobardes”. Yo me pregunto, ¿cómo llamarlos, si no? ¿Cuál es el otro nombre para designar la cobardía?

A esta misma línea de los “no-llamados cobardes” responden las “estrellas” del periodismo actual que se ven, escuchan y leen todos los días en alguno de los medios del grupo, y que despotrican por la falta de libertad de prensa, cuando la realidad no concuerda con la de la dueña de sus vidas.

Leer y difundir el libro de Pablo Llonto es un deber de conciencia para todos aquellos que todavía creemos en la libertad y en que de alguna manera hay que recuperar la conciencia.

La cobardía nunca es un buen lugar para vivir.

La Noble Ernestina, Editorial Punto de Encuentro 2007.




Lamentablemente ni el autor ni la editorial piensan que publicando al libro para su descarga gratuita en lugar de perder ventas las ganarían, pero bueh...Qué le vamos a hacer.

No se en dónde se consigue al libro pero si quieren consulten en la editorial:


La dirección que aparece en la página es:

Editorial Punto de Encuentro :: Cooperativa Punto de Encuentro :: Pavon 2765 :: CABA :: Tel: 4941-4784

Si Pablo Llonto llega a caer por acá o si alguien tiene el pdf o el archivo de texto del libro avísenos y lo ponemos para su descarga gratuita.


Si quiere escuchar el reportaje apriete en el triangulito de "Play"



Si quiere descargar el archvo mp3 del reportaje a Pablo Llonto




La transcripción de la entrevista:

Pablo Llonto: ...Patti me parece uno de los últimos símbolos de la impunidad en la Argentina que todavía estaba sin detener, creo que él y la señora Ernestina de Noble, la dueña del grupo «Clarín» que tiene dos hijos que se sospecha que son...

Periodista: ...Pero no tiene nada que ver una cosa con la otra...

P.Ll.: Sí que tienen que ver, Magdalena, porque los casos símbolos de la impunidad en la Argentina son los que ha protegido el poder. A Patti lo protegió el poder y a la señora de Noble la protege el poder también e importantes sectores de la prensa que no tienen la valentía y el coraje de denunciar a esta señora que tiene dos hijos; yo también llevo la causa de ella y estamos investigando quiénes son Marcela Noble y Felipe Noble.

P.: ¿Por qué no se da a conocer justamente quiénes son si usted tiene las pruebas?

P.Ll.: Precisamente porque la Justicia y gran parte del periodismo se niega.

P.: No, mire, si ha habido gente que se ha jugado y si ha habido gente que ha levantado su voz cuando todo el mundo se quedaba callado, han sido miembros del periodismo.

P.Ll.: Muy poca gente.

P.: Bueno, muy poca pero valiosa y fíjese que también si vamos a eso, hay muy poca gente que se anima y que se animó en su momento a dar testimonio. Pero no involucremos así a la ligera a todo un gremio como es el nuestro, yo personalmente no se lo admito...

P.Ll.: Magdalena, yo soy parte también del gremio.

P.: No, no sabía, no sabía doctor que usted era periodista. ¿En qué medio está trabajando?

P.Ll.: Escribo para «Caras y Caretas», escribo para la revista «Selecciones» y he trabajado muchísimos años en el diario «Clarín», y conocemos todos desde adentro quiénes fueron los periodistas que tuvieron valentía, que fueron pocos y quiénes fueron la mayoría de los cobardes que en la época de la dictadura no fueron capaces de contar lo que estaba pasando. Todos lo sabemos, pero yo no hablo de los periodistas.

P.: ¿Sabe una cosa? Me parece que hay que tener un mínimo de respeto por el miedo ajeno, yo personalmente tengo un gran respeto por el miedo ajeno y por el propio, así que sabe qué, si tiene denuncias para hacer, doctor Llonto, hágalas en la Justicia, donde corresponde, pero no se dedique a ensuciar un gremio al que usted dice pertenecer; la verdad es que yo a usted no lo conozco.

P.Ll.: Magdalena, lo que usted no puede hacer es mentir y no decir que hubo periodistas que en la época de la dictadura no fueron capaces de investigar lo que pasaba en la ESMA.

P.: Yo lo llamé, doctor Llonto, para hablar del caso Muñiz Barreto y para hablar justamente de los secuestros que se le imputan a Patti y usted me sale con una imputación al periodismo en general. Además dé nombres si se anima, vamos, me revienta eso de salir a acusar sintiéndose el dueño de la verdad. También me acuerdo de una presunta guerrillera a la que hicieron aparecer en una revista como si estuviera arrepentida, todas esas cosas infames las recuerdo, pero yo como creo en la Justicia no me siento juez de nadie ¿se da cuenta?

P.Ll.: Pero Magdalena, estamos iniciando una causa por el caso de Telma Jara de Cabezas, ¿usted recuerda ese caso?

P.: ¿Sabe qué? Como integrante de la Comisión Nacional por la Desaparición de Personas no voy a empezar a citarle nombres. También a Norma Arrostito la daban por muerta en un enfrentamiento y la habían matado en la ESMA. Son cosas muy conocidas, doctor, me llama la atención que recién usted las descubre.

P.Ll.: Magdalena, al revés, soy el abogado de la familia Arrostito, acá cometiste un error.

P.: No, no me tutee porque yo a usted no lo conozco.

P.Ll.: Soy el abogado de la familia Arrostito desde hace casi tres décadas.

P.: Llonto, ¿tiene algo más que agregar sobre el caso Patti?

P.Ll.: No, no entiendo por qué se enoja por hechos que son reales.

P.: No me gusta la gente que se siente juez y que puede juzgar a todo el mundo como si fuera el dueño de la verdad. Doctor Llonto, ¿ tiene algo más que agregar?

P.Ll.: No, no Magdalena gracias.

P.: Adiós.



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