lunes, 30 de junio de 2008

Haciendo algo de historia, un artículo de Le Monde Diplomatic de abril de 2006


No lo encontré en español, hago una traducción rápida del texto que encontré en portugués.

Desastroso laboratorio argentino

Terrible balance del avance de la soja transgénica: deforestación, concentración de la tierra, dependencia e intoxicación de los trabajadores rurales

Pierre-Ludovic Viollat

La historia de la soja transgénica en la Argentina comenzó en 1996, con la llegada de Monsanto y su Roundup Ready

Los habitantes de Puerto San Martín, en la Argentina, viven al ritmo de las cosechas de soja. Todos los años, de marzo a junio, se hace difícil circular en algunas partes de la ciudad. Camiones cargados con la preciosa oleaginosa invaden las grandes grúas de este puerto situado sobre el Río Paraná, de donde parten 70% de las exportaciones de soja. Nadie se queja: la actividad asegura el desarrollo de la región y el empleo. Así, la poderosa Cooperativa de Trabajos Portuarios reflexiona permanentemente sobre las inversiones necesarias a su impulso. Su presidente, Herme Juarez, sabe que esperar del futuro: "Mucho trabajo. Siempre más trabajo. Es impresionante!"

La soja es la success story de todo el país. Hay que especificar: la soja transgénica. Pues hoy, la casi totalidad de la producción argentina de soja pertenece a esta variedad.

La historia empezó en 1996, cuando la compañía estadounidense Monsanto introdujo la famosa "Roundup Ready (RR)" en la Argentina. Su particularidad es poseer un gen que le permite resistir a un poderoso herbicida desarrollado igualmente por Monsanto: el "Roundup". El argumento de venta es simple: menos pulverizaciones necesarias, por lo tanto menos gastos y más rendimientos.

Hoy, más de la mitad de las tierras cultivables son destinadas a la soja, que en una década alteró el perfil de la agricultura argentina

La invasión de la soja

En algunos años, la soja "RR" conocerá un progreso exponencial, planificado por la firma estadounidense. "Desde el principio, la Argentina fue elegida por Monsanto para experimentar masivamente la producción de sus semillas transgénicas", explica Jorge Rulli, fundador del Grupo de Reflexión Rural. "La multinacional no licenció sus semillas en nuestro país. De esta manera, las personas se distribuyeron los granos entre ellos, y el perímetro de la soja transgénica se extendió rápidamente." Lo que, de cualquier forma, servia a los negocios del gigante norteamericano, dado que los agricultores debían comprarle el herbicida. Pero la empresa de asegurarse el éxito de sus nuevas semillas no terminó ahí. "Ella vendió aquí su herbicida por un tercio del precio practicado en otros países. Las asociaciones de agricultores norteamericanos dijeron entonces que Monsanto subvencionaba a los argentinos. Era verdad: nosotros éramos de hecho subvencionados."

Factores externos auxiliarán el rápido desarrollo de la soja genéticamente modificada (soja OGM). De inmediato, la preocupante erosión de los suelos observados en la Pampa Húmeda, la región más fértil del país. La soja da Monsanto es cultivada sin precisar el arado, lo que evita esta erosión sólo a corto plazo. Luego la epidemia de la vaca loca en Europa, la substitución de las harinas animales por soja hizo disparar los precios, suscitando el interés de los agricultores argentinos. Así, a partir de enero de 2003, la desvalorización del peso en 70%, combinada con una caída vertiginosa de la cotización en dólar - esta debida notadamente a la creciente demanda de China - transformó a la oleaginosa en la gallina de los huevos de oro.

En algunos pocos años, la agricultura argentina tuvo su perfil completamente alterado. La corrida al "oro verde" tornó a la soja en el primer cultivo del país: hasta la llegada de las semillas genéticamente modificadas en 1996, el cultivo de la soja se limitaba a cerca de seis millones de hectáreas. Hoy (la nota es de abril de 2006), la soja ocupa 15,2 millones - o sea, más de la mitad de las tierras cultivables.

A pesar de que las máquinas terrestres substituyen al avión en la aspersión del herbicida, los obreros agrícolas continúan trabajando descalzos y sin guantes

Daños a la naturaleza y a la salud

Diez años después de la introducción de la variedad transgénica en el país, un primer balance puede ser realizado. Y no es tan positivo como a la Argentina le gustaría que fuera.

  1. Primer problema mayor: el deforestación. "La soja transgénica no es sólo un nuevo capítulo de la expansión de la agricultura industrial, sino también el más poderoso y el más salvaje", describe Emiliano Ezcurra, director de campaña de Greenpeace en la Argentina. "La deforestación actual es mucho más rápido que los que surgieron con la ’fiebre del algodón’ o a la ’fiebre de la caña de azúcar’. Las excavadoras literalmente destruyen a los bosques."

Esta no es, sin embargo, la consecuencia mas grave de la introducción de la soja OGM. Para cultivarla, los agricultores tienen que recurrir a un único herbicida: el glifosato, comercializado por Monsanto con el nombre "Roundup". En su ficha dedicada a este producto, la Agencia Estadounidense de Protección al Medio Ambiente (EPA) especifica los efectos nocivos a la salud que pueden ser provocados por la exposición a dosis fuertes: "Congestión de los pulmones, aceleración del ritmo respiratorio" en el corto plazo, "daño de los riñones, efectos sobre la reproducción" a largo plazo.

Médico en Buenos Aires, el Dr. Jorge Kaczewer apunta los peligros. Hace varios años informando cuidadosamente los trabajos científicos que investigan los efectos negativos sobre la salud, él ofrece a sus visitantes una lista. Entre los síntomas de un envenenamiento debido al herbicida, señala:

"Irritaciones de la piel y de los ojos, nauseas y vértigo, edema pulmonar, baja de la presión sanguínea, reacciones alérgicas, dolores abdominales, pérdida masiva de líquido gastrointestinal, vómitos, pérdida de consciencia, destrucción de glóbulos rojos, eletrocardiogramas anormales, desgaste o deficiencia renal" .

Mientras se aumenta la producción de soja, se reducen los otras cultivos. pequeños y medianos agricultores son excluídos

Trabajadores desprotegidos

Información técnica importante : el glifosato vendido a los agricultores no es puro. "En las fórmulas comerciales, se les incrementan ingredientes inhertes para que el producto tenga mayor penetración en la planta", aclara Kaczewer. También estos ingredientes pueden tener consecuencias para la salud. Lo que más le preocupa al médico es su combinación con el glifosato. "Se crea una sinergia que produce síntomas nuevos, no explicables por la acción de cada uno de los productos."

Antes, la aspersión del herbicida se realizaba con aviones. Con esta técnica, la dispersión de los productos químicos no se limitaba a los campos, extendiéndose a un perímetro circundante de decenas y centenas de metros - lo que mataba a los cultivos vecinos, no resistentes al glifosato, además de afectar a la población, ya que los campos se ubican generalmente a pocos metros de las casas. Hoy, a pesar de que las máquinas terrestres substituyeron progresivamente al avión, los obreros agrícolas continúan trabajando descalzos y sin guantes, por falta de medios. "Uno de mis pacientes, en tratamiento hace más de un mes, no consigue recuperar la piel de los pies", cuenta el Dr. Darío Gianfelici, médico de la pequeña ciudad de Cerrito, situada en el corazón de un campo de soja. "Nadie se protege. Las personas no entienden."

Un mensaje difícil de ser transmitido. ¿Será unicamente el estatuto de antiguo director de hospital que le permite a este médico testificar? Sus colegas huyen del asunto para evitar problemas. "Hace algunos años", dice Gianfelici, "la secretaría de salud de la provincia me llamó varias veces para amenazarme: dijeron que tendría grandes problemas si continuaba hablando." El médico insiste, no obstante, en manifestarse en las conferencias a las que es invitado. Él sabe, que Monsanto se vale de otros recursos. "Dos o tres meses después de haber dado una conferencia en una ciudad del sur de a provincia, supe que Monsanto organizaba otro evento para transmitir un mensaje contrario al mío. Idealizado por un profesional de comunicación y un programador visual, el evento contó con la presencia de ingenieros que vinieron de Europa, además de promover la distribución de lápices, camisetas y banderas promocionales con los colores de la marca... Es contra esto que tenemos que luchar."

Para combatir la capacidad de adaptación de la naturaleza, será siempre necesario aumentar el consumo del herbicida

Concentración de la tierra

Los agricultores tienen, por su parte, otras preocupaciones. Observan la concentración de las tierras, que se acentúa cada vez más rapidamente desde la diseminación de la soja OGM. "Mientras aumenta el volumen de la producción de soja, nosotros sufrimos la reducción de las otras culturas", comenta Alfredo Bel, ingeniero agrónomo de la Federación Agraria Argentina (FAA). "La soja excluye a los pequeños y medianos productores." El número de explotaciones agrícolas en el país cayó de 422 mil para 318 mil entre 1988 y 2002 - o sea, una reducción de 25%.

Además, la erosión del suelo se torna nuevamente una cuestión preocupante. Walter Pengue, ingeniero agrónomo de la Universidad de Buenos Aires, y Miguel Altieri, de la Universidad de Berkeley, expusieron en un artículo el desastre provocado en América Latina por la cultura de la soja transgénica: "En la Argentina, su cultivo intensivo llevó a un agotamiento masivo de los elementos nutritivos del suelo. Se estima que la producción continua de soja extrajo cerca de un millón de toneladas de azoto, y 227 mil toneladas de fósforo sólo en 2003. Compensar tal pérdida con insumos costaría, según estimativas, 910 millones de dólares."

Los dos investigadores destruyen igualmente el argumento, empleado por Monsanto, según el cual los OGM requieren pocas pulverizaciones de su herbicida. "A pesar de que los agentes de las biotecnologias alegan que una única aplicación de Roundup sea suficiente para el control de hierbas dañinas durante una estación entera, estudios muestran que en las regiones en que es cultivada la soja transgénica, el volumen total y el número de aplicaciones del herbicida aumentaron."

Sobredosis herbicida

La ausencia de rotatividad de los cultivos requiere la utilización del mismo herbicida año tras año: combinada con un aumento regular del volumen aplicado, la consecuencia inevitable es el desarrollo de una resistencia al herbicida por parte de las hierbas dañinas. "En la Pampa Húmeda, ocho especies de hierbas dañinas […] dan muestras de resistencia al glifosato", según las investigaciones de Walter Pengue. Aquí se inicia el círculo vicioso: para combatir la capacidad de adaptación de la naturaleza, será siempre necesario aumentar mas el consumo de herbicida; hasta que Monsanto, o alguna de la competencia, lance un nuevo producto más poderoso y, probablemente, todavía más peligroso.

La FAO reprueba el desarrollo de los OGM única y exclusivamente para fines comerciales, como ha sido

Si no se toman medidas radicales, el territorio ocupado por la soja transgénica continuará tomando el país. De acuerdo con las últimas cifras disponibles, la superficie sembrada con soja aumentó este año en 5,6% en relación a 2005. Los agentes mundiales de los OGM festejan. Así, Clive James, presidente del Servicio Internacional para la Adquisición de Aplicaciones Agrotécnicas (ISAAA), una organización favorable a los cultivos transgénicos, festeja en su último informe anual: "El impacto colectivo creciente de los cinco principales países en vía de desarrollo [China, India, Argentina, Brasil y Sudáfrica] marca una tendencia continua importante, con implicaciones para la futura adopción y aceptación de los cultivos biotecnológicos en el mundo entero". El mensaje es claro: el desarrollo de los cultivos transgénicos, en donde quiera que sea permitido, debe ser masivo, para presionar a los países que todavía los rechazan.

Sobre el imperio del lucro

El desarrollo de las nuevas tecnologías agrícolas fundadas en la genética responde al imperativo del lucro. La propia Organización para la Alimentación y Agricultura (FAO), ligada a las Naciones Unidas, cuyo objetivo es liberar al planeta del flagelo del hambre, lo explica en sus trabajos. Si, por un lado, reconoce que los OGM podrían ser un recurso contra el hambre, por otro deplora fuertemente que no sean utilizados con ése objetivo, incluso después de una década de existencia. En su informe anual 2003-2004, cuyo tema central era las biotecnologias agrícolas, la FAO reprueba el desarrollo de los OGM única y exclusivamente para fines comerciales: "La mayor parte de las investigaciones sobre los cultivos transgénicos es realizada por sociedades privadas transnacionales. Esta situación genera muchas consecuencias, tanto para el tipo de investigaciones efectivamente engajadas, como para los productos elaborados. […] Las plantas y las características de interés de los pobres son desdeñadas."

Los agricultores argentinos parecem estar descubriendo esta lógica comercial. Actualmente, ellos sufren presiones da parte de Monsanto. Habiendo diseminado masivamente sus cultivos transgenicos en el país, el gigante americano exige que los argentinos paguen royalties por sus semillas, iniciando acciones contra los agricultores argentinos junto a tribunales extranjeros. La trampa se cerró.

(Trad.: E.G.)

Original en portugués.


Un video sobre el tema Santa Anita:

LOS SANTOS INOCENTES (Argentina)


Mientras tanto nuestro "ecologista" de la Federación Agraria Argentina, ¿qué estará haciendo?

¿Y en Santiago del Estero?.


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